lunes, 18 de junio de 2012

Dog Soldiers


Dog Soldiers
Trad. Mariano Antolín e Inga Pellisa
Libros del Silencio
430 pag.

Comentario de Luis Rodríguez:

          Durante toda la lectura de Dog Soldiers he tenido en mente un libro con el que no guarda relación alguna: Los guerreros del oro (Crítica, 2005), donde dos periodistas americanos, Sterling y Peggy Seagrave, nos hablan de lo peor de los japoneses y siguen las huellas de las riquezas saqueadas hasta la segunda guerra mundial. La evocación no tiene nada que ver con los estilos, que son distintos, ni la calidad, abundante en ambos; además, el primero es ficción, el otro no. Los guerreros del oro, entre muchas virtudes, dibuja con una nitidez que sobrecoge la nefasta cangrena que se extiende por todo lo que tocan los bienes ilegítimos, cómo el peso de la maldad contenida en ellos solo pueden soportarlo manos malvadas, las otras no lo resisten y cuando lo reciben involuntariamente son cercenadas.
          Dog Soldiers es la historia de un paquete de tres kilos de heroína y su onda expansiva, una fábula moderna. John Converse, un periodista de poca monta que envía crónicas a periódicos y revistas americanos de escasa tirada, compra la heroína en Saigón y la envía a su esposa Marge por mediación de su “amigo” el marine Ray Hicks.
          Hace tiempo leí en alguna parte que una herida no se cura si no está en contacto con células sanas. Un alijo de droga, la violencia intencionada, la extorsión, cuando encuentran seres como los que recorren esta novela mantienen la temperatura como en un nido. Stone nos habla de esas personas, de la codicia y la fragilidad, del precio pagado por una felicidad comprada, inmediata, nada exigente, una felicidad que no juzga y es generosa, tanto como despiadada en sus consecuencias.
          Los personajes mencionados, pienso ahora en Marge y su trabajo de cajera en un cine pornográfico, con páginas excelentes, los tremendos Danskin y Smitty, protagonistas de una línea que debe figurar en el canon literario, su jefe, Antheil, transitan Dog Soldiers dejando una estela de muy buenos diálogos sobre una América que ya carga con la experiencia de Vietnam.
          Robert Stone (Nueva York, 1937), huérfano de padre e hijo de una madre esquizofrénica, se crio en un orfanato. Estuvo en Vietnam y es periodista. Dog Soldiers ganó el National Book Award, uno de los premios más reconocidos en los Estados Unidos, en 1975.
          Y, por favor, si leéis este libro, que os recomiendo vivamente, no miréis el comentario del editor, porque es uno de los ejemplos más claros de esa puñetera costumbre de contar el argumento de la novela, patrimonio exclusivo del lector.

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