viernes, 15 de abril de 2011

En el país de la nube blanca




Una inolvidable saga familiar en el exótico marco de Nueva Zelanda. Londres, 1852: dos chicas emprenden la travesía en barco hacia Nueva Zelanda. Para ellas significa el comienzo de una nueva vida como futuras esposas de unos hombres a quienes no conocen. Gwyneira, de origen noble, está prometida al hijo de un magnate de la lana, mientras que Helen, institutriz de profesión, ha respondido a la solicitud de matrimonio de un granjero. Ambas deberán seguir su destino en una tierra a la que se compara con el paraíso. Pero ¿hallarán el amor y la felicidad en el extremo opuesto del mundo? "En el país de la nube blanca", el debut más exitoso de los últimos años en Alemania, es una novela cautivante sobre el amor y el odio, la confianza y la enemistad, y sobre dos familias cuyo sino está unido de forma indisoluble.


En 1952 la fotógrafa Eve Arnold inmortalizó al mito del cine Marilyn Monroe con la novela 'Ulyses' de James Joyce en sus manos. La mujer comenzó a tener acceso a los libros y ahora más de medio siglo después, la mujer es el perfil más buscado del mercado literario. "Mi novela está dirigida a un público femenino, las mujeres leen más y los hombres se asustan al ver 800 páginas en un libro", advierte la escritora Sarah Lark. Estrena saga con la publicación 'En el país de la nube blanca'(Ediciones B)', el último fenómeno editorial en Alemania, donde ha vendido más de un millón de ejemplares. Esta escritora alemana de nacimiento, española de adopción y neozelandesa de vocación ha conquistado a público y crítica con una novela romántica sobre dos mujeres que emprenden un viaje a Nueva Zelanda en busca del amor y la felicidad. "Es una historia de amor, ambientada en la Nueva Zelanda colonial del s.XIX", declara. Una novela que recuerda inevitablemente a la película 'El piano' de Jane Campion, en la que la actriz Holly Hunter interpretaba a una mujer escocesa enviada junto con su hija a Nueva Zelanda para contraer un matrimonio de conveniencia. 'Me encanta España, la tranquilidad de mi hogar y la soledad de la naturaleza' Desde un principio, algo que atrajo a la alemana son las atípicas y especiales tradiciones maoríes. Nueva Zelanda fue convertida en colonia británica en 1842 quedando su población indígena, los maoríes, bajo la soberanía de la metrópoli. Durante el proceso de documentación histórica, la escritora mantuvo contacto con maoríes autóctonos de Nueva Zelanda, como Pawhiri y Sigrid. "Respondieron a mis interminables y cuantiosas preguntas sobre la cultura maorí porque para mí es muy importante recibir la información directamente de la fuente, dieron una visión global de los problemas coyunturales del país", explica. Aún así, la alemana se muestra cautelosa y humilde por los posibles errores en algunas descripciones. "Estos solo corren de mi cuenta". Desde hace ya unos años, Sarah Lark se trasladó a España. Vive en Mojácar, Almería, uno de los lugares predilectos para los turistas alemanes. Ella vino como turista y decidió quedarse. "Me encanta España, la tranquilidad de mi hogar y la soledad de la naturaleza". Sarah Lark no es su verdadero nombre, es un seudónimo. Su nombre real es Christiane Gohl Uno de sus sueños frustrados fue estudiar veterinaria. Se declara una amante empedernida de los animales y no en vano, convive rodeada de numerosas mascotas, caballos y perros, entre otros. Se enciende una sonrisa en el rostro de la escritora cuando nombra a Cleo, su perro y su verdadero amor. "Me hace compañía sin pedirselo". Y es que en su vida no hay hombres. "No estoy enamorada, soy demasiado romántica para tener novio, los verdaderos príncipes están en los personajes masculinos de mis novelas". Aunque confiesa que el hombre ideal de toda mujer debe ser paciente, bondadoso, romántico y amable. "¡Y eso no existe!", exclama. Adoptar un seudónimo implica crear una influencia que cae sobre los textos. A veces esta influencia es pequeña, otras no es deliberada, pero está presente siempre. Sarah Lark no es el verdadero nombre de la escritora, es un sedónimo y, según el género literario que trate, utiliza un nombre u otro. Desde la firma, la escritora otorga una marca a su novela. "Sarah Lark es el nuevo nombre que estoy utilizando para esta saga", manifiesta. En Alemania, su editorial pidió a la escritora que prescindiese de firmar con su verdadero nombre porque le identificarían con "la mujer de los caballos". "Si buscas en Internet mi verdadero nombre encontrarás 300 libros sobre equitación". En realidad, se llama Christiane Gohl y en España ha firmado novelas históricas con otro seudónimo, Ricarda Jordán. Avalada por su éxito en Alemania, Sarah Lark (si podemos llamarla así) espera que se vendan los mismos ejemplares en España, aunque sabe que es difícil superar el número de lectores de los que dispone en Alemania. Al ver su novela traducida al idioma español, su expresión facial se torna confuso. Su dominio de la lengua castellana es limitada pero correcta para entablar una conversación. Admite sus dificultades para entender en plenitud la traducción de su novela. "No entiendo más de diez palabras seguidas". Las continuaciones de la saga ya están a la venta en Alemania y la escritora hace un juramento a los lectores españoles. "Las siguientes novelas no son tan románticas".

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